sábado, 6 de febrero de 2010

Ése hace lo que tiene que hacer

En mi casa dividimos al mundo en dos: personas a las que invitaríamos a cenar a casa y personas a las que no invitaríamos a cenar a casa. El sofisticado criterio que utilizamos es el de si el susodicho nos cae bien o no nos cae bien. Y siempre se centra en personajes más o menos públicos cuya imagen o forma de ser produce atracción o rechazo. Por supuesto, por nuestra casa – que procuramos que sea una casa muy abierta – pasan todo tipo de personas normales, anónimas, nos caigan como nos caigan. Porque todo el mundo, en una cena, te acaba cayendo bien. Cuento entre mis muchos amigos personas que, mutuamente, no nos tragábamos, y que, una vez conocidos, han pasado a engrosar la lista de amigos. En algunos casos, íntimos amigos.

Ésta es una costumbre heredada. Recuerdo que en una de mis casas (o sea, la de mis padres) el number one de gente a la que invitaríamos a cenar lo ostentaba el cantante Raphael, junto con Julio Iglesias, Adolfo Suárez, Jesús Hermida, Felipe González, Jordi Pujol, etc. O sea personas que, con independencia de sus creencias, actitudes o vida personal, en el tú a tú de una cena pasaríamos un rato agradable e interesante y aprenderíamos algo.

Pues bien, en ninguna de esas listas estaba Pepiño Blanco. A mí es un tío que me caía francamente mal. Creo haberlo dicho en algún sitio, pero la figura de perro de presa político que reparte leña por activa, pasiva y perifrástica me pone nervioso. Pero desde que lo han nombrado Ministro de Fomento, mi opinión ha empezado a cambiar. Me ha empezado a caer bien y nos estamos planteando ponerlo en la lista de gente a la que invitaríamos a cenar a casa. El motivo es uno y simple y lo expuso creo que Fernando Ónega en La Vanguardia: "quizá no es un genio, pero hace lo que tiene que hacer".

Conozco mucha gente que hace lo que tiene que hacer. Venciendo dificultades, asumiendo riesgos, triunfando y fracasando, sufriendo, sacando adelante familia, trabajo, empresa y país con una receta infalible: hacer lo que tiene que hacer sin excusas, sin pereza, sin debilidades y sin piedad consigo mismo. Y eso tiene un valor incalculable. Y todos ellos tienen en común una cosa, que es la responsabilidad. Esto lo aprendí durante los años que trabajé con mi padre y hermanos en una consultora. Después de tres o cuatro noches durmiendo muy poco para presentar un proyecto al Consejo (mi padre y un par de hermanos), en un aparte le dije a mi padre: "estoy agotado". Y me contestó lo que los padres comprensivos contestan:"Siervo inútil eres, lo que tenías que hacer lo has hecho". No llega a ser mi padre, y lo envío a freír espárragos. Pero ya se sabe que a los padres hay que respetarlos, así que me limité a pensar "vete a freír espárragos". Pero, tras un sueño reparador, entendí todo lo que encerraba aquello de "siervo inútil…": responsabilidad, cumplir los compromisos, seriedad y respeto al tiempo del prójimo; o sea, hacer lo que se tiene que hacer.

Traducido, cumplir con las obligaciones dejándose de chorradas. Como Pepiño.

Por eso, Pepiño ha pasado a ser Don José.

Sr. Blanco, está usted invitado a cenar a mi casa...

10 comentarios:

  1. Me ha encantado el post, Charlie. Original a la par que brillante. Te has ganado una invitación a cenar.

    Nacho García Campos

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  2. Leí el artículo. Yo, más que invitar a Pepiño, ivitaría a Fernando Ónega. Tengo el vicio de escucharlo por las mañanas en Onda Cero.

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  3. ¿A quién se referirá el artículo?...¿A José Blanco, músico, director de la banda de Trujillo, autor del celebérrimo himno, "Cantemos al amor de los amores"?, ¿o bien al cantante melódico de los 50-60, autor de la no menos popular "cocidito madrileño" que otorgó gran predicamento, tanto a su figura como al guiso capitalino?...

    Porque si no... ¿No sé qué otro José Blanco podría atesorar entre sus virtudes "la responsabilidad, cumplir compromisos y respeto al tiempo del prójimo"?

    Que se equivoque Onega, cegado sin duda por su habitual visión sesgada de la realidad y por un mal llevado chovinismo gallego...bueno.
    Que comparado con su antecesora (Maleni), el sectario Pepiño parezca un remedo de Miguel Ángel Buonaroti y Donato Bramante (responsables de la obra pública del gran Julio II)...vale.
    Que una Esperanza Aguirre a la deriva, olvide que en el pasado reciente, este tipo, poco menos que deseó que no hubiera vuelto de la carniceria de Bombay, ni en calcetines... venga.
    pero de ahi, al "eceso" de cordialidad por mi parte, va un trecho. Yo desde luego, no hago extensiva esa invitación a cenar a mi casa...

    Estoy seguro que hay milloooooones de personas, que cayéndome fatal, cumplen rigurosamente con su quehacer diario, que hacen lo que tienen que hacer, que están en su sitio... pero además lo hacen desde el respeto al otro, sin faltar, sin insultar, ni amenazar a los demás. Ojo, a ellos tampoco les invito. Pero desde luego, estarían antes en mi lista de "cenas-coñazo-de compromiso" que el vicesecretario socialista. Proclamo.

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  4. Es que lo tiene la edad... te vuelves más blando... te vas quedando poco a poco "cocidito madrileño" y, sin darte cuenta, tienes sentado a Pepiño (¡cada vez me cae mejor!)

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  5. Corroboro lo dicho por el tal Pedro, dado que a mí este tipo me cae fatal y no, no lo invitaría cenar ni a entrar en mi casa, aunque sólo viniese a traer la pizza cuatro estaciones familiar con coca-cola de 2 litros y alitas de pollo en salsa barbacoa... que hace lo que debe? sigo pensando que es su deber, y segundo,que su actuación responde más a intereses partidistas que ideológicos y mucho menos, de responsabilidad... la antecesora le hace bueno, pero ni mucho menos lo es (ni blanco).

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  6. Pues si el tal Pedro no le invita a cenar, no se lo que haría yo, aunque a mi ni fu ni fa.
    El articulo me ha parecido guay

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  7. Hay que tener en cuenta que, probablemente, con Pepiño en casa tienes garantizado el robo de la cubertería. Así ya no tendrás que fregarla! ... Eso sí, tampoco tendrás con qué comer...

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  8. Suele Carlos gastar “malas salibas”
    cáusticas, y ácidas según costumbre,
    llenas de puterío y reciedumbre,
    plasmadas en “opiniones furtivas”.

    Sorprende entonces, que contra lo habitual,
    poniendo como excusa que está “blando”,
    insista en invitar a José Blanco,
    y pretenda que nos parezca normal.

    ¿No será que él sabe de antemano,
    que por mucho que invite al socialista,
    que se vuelvan a juntar los de MECANO,

    o que Jan Laporta deje de dar pena,
    o que ceda Aragón agua del Ebro,
    Es más fácil a que un día haya esa cena?

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  9. Brillante, as usual... me ha encantado... y algo de eso hay...!!!

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  10. Yo le invitaria a cenar para reirme de él por lo de blanco, que ahora este colectivo pasa por malos momentos.
    Antes de ir a cenar a casa de carlos,pepinho ha ido a la noria con el amigo jordi gonzalez para, segun dice, aproximarse al ciudadano. joder: sin comentarios.

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