lunes, 29 de noviembre de 2010

Cristiano Ronaldo

No, si personalmente el pájaro me cae como una patada a traición en la boca del estómago. No me iría a tomar una copa con él ni aunque estuviera rodeado de todas las zorraherederas de imperios hoteleros. Que lo está. Me parece un cantamañanas. Me cae tan mal, que si por casualidad Sandro Rosell enloquece y echa a Guardiola y ficha a Paris Hilton como entrenadora del primer equipo (Laporta ha fichado para su ¡exitosa! campaña o lo que sea que ha hecho a la actriz porno Maria Lapiedra, así que todo puede pasar) y ésta nombra a Ronaldo como delantero centro y trajinador particular, me borraré del Barça y me haré seguidor del Español, que es un equipo que siempre está ahí, sufridor, pequeño y feo como el jorobado de Notre Dame, pero con una afición (gran misterio) que se identifica con esos colores tan cercanos al blanco…

Pero en el rollo profesional, el portugués de oro es otra historia. Además de ser uno de los mejores futbolistas del momento – lo de Messi, le guste a quien le guste y le joda a quien le joda es otro nivel – es un tío muy serio que entrena más que ninguno para ser el mejor. Que no sale cuando hay que currar – no como nuestro querido y simpático Ronaldinho, que acababa con las reservas de alcohol del Baix Llobregat fuera el día que fuese – y que, además, sabe que es muy bueno y no va por el mundo de humilde total ni agachando la cabeza por jugar tan bien al fútbol. Y eso es una de las cosas que más me gusta de este imbécil. Su total y absoluta falta de humildad. Me gusta.

Y me gusta porque Dios le dio unas capacidades determinadas, y el tío, como si fuera Terminator, se ha dedicado a potenciarlas, desarrollarlas, perfeccionarlas, machacándose para intentar ser el mejor. A fuer de ser exagerado, vive obsesionado con ser el número uno. Y si no lo es, es por mala suerte, porque ha coincidido con ese milagro en forma de pulga argentina. Y Cristiano me gusta porque no se calla. Lo dice, lo exhibe y lo echa en cara. Y sí, es muy cierto que si fuera humilde, pues sería estupendo para su alma y a los adversarios les jodería menos. Pero, objetivamente, en ese circo, no tiene ni un solo motivo para ser humilde. Ahora lo que tiene que ser es soberbio, altivo y gilipollas. Porque todo eso le define. Y porque los que empezamos a ser mayores, sabemos que tendrá miles de motivos para ser humilde a la fuerza cuando deje de tener esa velocidad explosiva, o su disparo pierda fuerza o precisión, o su hija se enamore de un carnicero bizco de Milwaukee o le pase cualquiera de esas cosas divertidísimas con las que la vida te va poniendo en tu sitio.

Además, es que a mí los humildes me ponen de mala leche. Naturalidad, joder. Si eres listo no tienes por qué ir diciendo que eres gilipollas o soltando insensateces para igualarte con los tontos. Y si haces tal o cual cosa con – como diría algún giliheadhunter – un desempeño superior, no tienes por qué ocultarlo, ni decir que sí, que en fondo eso lo hace cualquiera. Porque no es verdad. Y porque detrás de algo bien hecho siempre hay una cierta facilidad – o cualidad innata – o no, y – esto seguro - millones de horas de trabajo, entrenamiento, repetición, en suma, búsqueda de la perfección. Hay tantas horas – esto lo saben bien quienes se toman en serio cualquier cosa – que cuando te encuentras a un perezoso que, con cara de admiración te mira y te suelta, por ejemplo: "¡claro, es que tú tienes facilidad para vender consultoría!", lo que te apetece decirle es que sí, que la capacidad de venta de consultoría te la traspasan con la leche materna, y que se deje de gilipolleces y se ponga a currar. O que haga lo que le salga de las narices, pero que no toque los huevos.

Por eso, cuando Cristiano les dice a los periodistas, acostumbrados a acojonar al personal – otro día hablaré del poder de informar en manos de inútiles o indecentes – que "al que no le guste lo que hago que cierre los ojos" o "si le gusta el fútbol le gustará lo que hago" pues qué quieren que les diga, a mí que me gusta el fútbol, pienso, "olé tus pelotas, chaval".

A pesar de tu cresta, hortera.

¡Qué jugador!

¡Qué gilipollas!

2 comentarios:

  1. Como seguidor del madrid de toda la vida, me quito el sombrero, y sólo tengo palabras de elogio para el barsa; su filofia, su estilo, su idea de juego, me parecen envidiables, admiré siempre a Pep, y mas todavia ahora de entrenador, elegante en el campo y fuera de el. Todo un señor.

    El proyecto floren 2.0 me parece otro fiasco,peor que el primero, que acabó como acabo... han fichado a un coronel de west point para poner firme a un equipo bajo amenazas y cabreos... no me gusta, no lo comparto y lo de cristiano, simplemente lamentable

    Que dos filosofias mas distintas, que maneras tan opuestas de ver el futbol. No se si el barsa ganara la ligas y copas de europa estos años, pero a mi no me importaria quedar siempre segundo, jugando y disfrutando como lo hace.

    Ayer una vez más envidié a los barcelonistas, es un equipazo,posiblemente la mejor practica de este deporte que mis ojos han visto nunca, ni el dream team, ni la quinta del buitre ni nada,
    este barsa marcara historia, lo dice uno que simepre ha sido blanco,

    Saludos

    Jano

    ResponderEliminar
  2. No sé, no me has convencido. Una cosa es ser humilde y la otra cosa es ser un falso-humilde. A mi me gustan los humildes de verdad. Una cosa es ser arrogante y otra cosa es ser Ronaldo. A mi me pueden llegar a gustar los arrogantes...

    ResponderEliminar